La violencia se define en el diccionario como un acto intencional que puede ser único o recurrente que es dirigido a dominar, controlar, agredir o lastimar a otros, incluyendo a los animales. Esta casi siempre es ejercida por las personas de mayor jerarquía, es decir las que tienen el poder y que tienen un tamaño o fuerza mayor que los más débiles.
La crueldad es una respuesta emocional de indiferencia o la obtención de placer en el sufrimiento o dolor de otros, es un signo clínico que nos muestra que hay un desorden psicológico que puede verse reflejado en ser antisocial y tener problemas de conducta.
La violencia en contra de los animales puede modificar de manera definitiva su desarrollo, lo cual se podrá ver reflejado en su comportamiento, por ejemplo, mostrar signos de agresividad, nerviosismo, miedos irracionales etc. Y en casos extremos, la violencia puede llevar a lesiones que afecten la integridad física del perro de manera definitiva (el perrito ya no pudo caminar por tantos golpes que le dieron, o perdió un miembro) e incluso, esta violencia puede llevar a acabar con la vida del animal.
Desgraciadamente, en nuestra cultura el maltrato animal es “tolerado”, y aquellos que lo observan lo minimizan y no le dan la importancia que en realidad tiene, es importante que tanto los padres, como los profesores o incluso la comunidad en general busquen darle la correcta importancia, ya que el hecho de que acostumbremos a nuestros hijos a maltratar a un ser vivo, les puede facilitar el también hacerlo con las personas, ayudando a perpetuar la violencia social.
Los animales son criaturas que en relación con los humanos se encuentran en un grado inferior, por lo cual se vuelve más fácil ejercer violencia sobre de ellos, por eso se debe de promover en la sociedad, desde que los niños son muy pequeños, a respetar a todos los seres vivos con los que se topen, ya que para poder avanzar como sociedad debemos de ser más conscientes de no ejercer violencia y de proteger a los más débiles.
Varios estudios afirman que los niños que han crecido en un ambiente de violencia tienen altas probabilidades de repetir esos patrones y acaben maltratando a los animales porque desarrollaran conductas agresivas y antisociales como ya lo mencioné anteriormente.
Existen también otras formas de maltratar a los animales, las corridas de toros, peleas de gallos, peleas de perros, abandono, animales en los circos, perros en azoteas o amarrados, y desgraciadamente los animales no tienen voz para decir “No me maltrates porque me duele”, así que nosotros los humanos debemos de darles esa voz para que se pueda frenar esa violencia.
Solo me queda decirles que si han sido testigos de violencia hacia un animal ustedes pueden ser su voz para que pare su sufrimiento, pongámonos en el lugar de los animales y ayudemos a otros a reflexionar, no solo para que se acabe la violencia, sino para que mejoren los valores de nuestra comunidad y crezcamos como sociedad.
Les dejo estas frases para reflexionar:
“ Cualquiera que esté acostumbrado a menospreciar la vida de cualquier ser viviente está en peligro de menospreciar también la vida humana”
-Albert Schweitzer-
“No me importa si un animal es capaz de razonar. Solo sé que es capaz de sufrir por lo tanto lo considero mi prójimo”

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