sábado, noviembre 22, 2025

Este es un cuento cuya idea original fue de mi madre, se los comparto con mucho cariño:

Así comenzó mi historia…

Estaba pequeño, recuerdo que mis hermanos y hermanas estábamos tan contentos, jugábamos y teníamos una gran cantidad de leche y el calor de nuestra madre. Pero un día, ella se fue a buscar comida, y ya no regresó ¡Ya no hubo más mamá!! Por hambre, poco a poco mis hermanos tomaron su propio rumbo.

Mi vida empezó siendo un juguete para los niños que pasaban por donde yo esperaba a mis hermanos o el regreso de mi madre a quienes nunca más volví a ver.

Caminando entre las calles escuchaba que me decían ¡Vete de aquí! ¡Sácate perro! Y de una patada me lanzaban de un lado a otro. Había muchos autos y gente hablando entre ellos, pero yo era invisible, nadie me ofrecía un poco de comida, agua o una caricia.

Así caminé por mucho tiempo y fui creciendo, yo ya no era el mismo cachorro de antes y ahora ya era un perro grande que se mantenía vivo buscando comida entre la basura y bebiendo de los charcos.

Seguí mi camino hasta que un día me encontré con una perrita hermosa y tierna, a partir de ese momento caminamos juntos por la vida y nos quisimos mucho.

Aunque nosotros no le hacíamos daño a nadie, de la gente solo recibíamos desprecio, hasta que un día nos persiguieron unas personas con unos palos largos, por más que corrimos, se alcanzaron a llevar a mi pequeña y tierna amiga y no la volví a ver jamás

Seguí mi camino solo otra vez, recuerdo que llevaba varios días sin comer y sin tomar siquiera un poco de agua, no quería nada ya que sentía un gran vacío y tristeza en mi corazón, yo no entendía a donde se habían llevado a mi amiga, o porqué querían hacernos daño. Me encontraba cansado, mis pasos eran cada vez más lentos entre que yo ya no era un cachorro y el hambre que tenía era mucha, ya no tenía energía para seguir adelante.

Un sinfín de ruidos… me sentía confundido y sin rumbo, cuando de repente sientí un golpe en mi pancita que me dolió como nunca, no sé de dónde saqué fuerzas para salir corriendo y se cumplió el destino de muchos callejeritos como yo… me había atropellado un auto…. Sentí tanto dolor que aullé y no supe más de mí.

No sé si pasaron horas o días, solamente recuerdo sombras, voces a lo lejos y pasos indiferentes, hasta que sentí una caricia en mi cabecita, y cuando abrí mis ojos, vi la mirada más tierna y llena de amor que jamás haya visto, ella me acariciaba y me decía que iba a estar bien, me llevó entre sus brazos a que me curaran mi pancita y mis heridas.

Una vez que estuve mejor, me llevó a su casa donde me dio una camita donde dormir calientito y me cuidó hasta que me recuperé por completo, gracias a ella conocí el amor que un humano puede llegar a tener por un perro, pero sobre todo, me di cuenta que no era invisible ¡Ella si me vio! Y me llenó de todo su amor al igual que yo a ella.

A partir de ese ese momento, ya no me llamaron perro, ella me dio un nombre, ¡Nunca había tenido uno! Me sentí orgulloso y feliz, y fuimos compañeros de vida….

Hasta mi último respiro ella fue mi más grande amor, un amor totalmente incondicional.

Tags: , , , , , ,

0 Comments

Leave a Comment